Con la vista en la diana

La regulación de los medicamentos – y no la aplicación de la PI – puede ofrecer medicamentos de calidad

Fecha de publicación: 2 Febrero 2011
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Los medicamentos de baja o inferior calidad ponen en riesgo a los pacientes y la salud pública en los países en desarrollo.

Es imprescindible que los gobiernos de estos países, con el apoyo técnico y financiero de los países ricos, den prioridad a la regulación de los medicamentos. Con el pretexto de impedir medicamentos peligrosos o ineficaces, los países ricos presionan para establecer nuevas normas de propiedad intelectual, y confían más en la acción policial que en las normativas sanitarias. Este enfoque no garantizará que los medicamentos cumplan sistemáticamente las normas de calidad. Y peor aún, las nuevas normas sobre propiedad intelectual pueden limitar el acceso a medicamentos genéricos asequibles y perjudicar la salud pública. Para garantizar unos medicamentos de calidad, los países en desarrollo deben mejorar la regulación de los medicamentos, y no endurecer la aplicación de leyes sobre propiedad intelectual.

Recomendaciones del informe:

Los gobiernos de los países desarrollados deben:

  • Ampliar la financiación y el apoyo a las iniciativas nacionales y regionales que fortalecen la capacidad de las autoridades reguladoras en los países en desarrollo para proteger a su población frente a productos dañinos.
  • Garantizar la aplicación sistemática de controles de calidad para todos los medicamentos adquiridos con fondos de donantes, y la publicación regular y transparente de los resultados de las pruebas de calidad.
  • Dejar de promover medidas ADPIC-plus (normas de propiedad intelectual que exceden las obligaciones mínimas según las reglas del comercio internacional) mediante normativas internas, iniciativas multilaterales de comercio, acuerdos comerciales bilaterales o a través de la asistencia técnica.

Los gobiernos de los países en desarrollo deben:

  • Dar prioridad a la ampliación de la infraestructura de servicios públicos de salud e invertir en el desarrollo de las capacidades de las autoridades reguladoras y en el suministro gratuito de medicamentos esenciales.
  • Utilizar las nuevas inversiones públicas y privadas para endurecer la normativa sobre puntos de venta de productos farmacéuticos y prevenir la venta por parte de vendedores informales y no cualificados de medicamentos falsos y de calidad inadecuada.
  • Promover la competencia de genéricos en las políticas nacionales sobre medicamentos.
  • Rechazar las iniciativas basadas en el ACTA, así como cualquier iniciativa ADPIC-plus.

La Organización Mundial de la Salud debe:

  • Dar prioridad al programa de trabajo amplio de la OMS, el cual promueve el acceso a medicamentos asequibles y de calidad en sus Estados miembros.
  • Disolver IMPACT. La OMS debe también reconocer que IMPACT ha generado una confusión innecesaria, sobre todo por el uso inadecuado del término “falsificado” para referirse a medicamentos falsos y de baja calidad que no guardan relación con la infracción criminal de una marca registrada, y al aplicar el marco de la PI para evaluar la problemática en cuanto a salud pública de medicamentos poco seguros.
  • Apoyar a los países en la aplicación de los mecanismos de salvaguardia y flexibilidad previstos en el acuerdo sobre los ADPIC, y rechazar las medidas ADPIC-plus que puedan limitar el acceso a medicamentos.

Las compañías farmacéuticas deben:

  • Ajustarse sistemáticamente a los estándares de calidad de la OMS.
  • Reconocer el daño infligido a la salud pública al confundir la calidad con aspectos de propiedad intelectual en iniciativas como IMPACT, y corregir este error fundamental en sus declaraciones y documentos públicos.