Los agricultores y agricultoras a pequeña escala producen cerca del 80% del total de los alimentos a nivel mundial. En los países en desarrollo, las mujeres representan de media el 43% de la mano de obra agrícola. En algunos países son incluso la mayoría. En el sur de Asia, más de dos tercios de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector de la agricultura y en África oriental, más de la mitad de los agricultores son mujeres.
Sin embargo, las mujeres campesinas producen un 20-30% menos que los hombres porque sufren dos tipos de exclusión: como productoras a pequeña escala y como mujeres.
Abordar esta brecha de género contribuiría a incrementar la producción agrícola y a reducir el hambre en el mundo en un 17%.
Mary vive en Goziir, en el norte de Ghana, junto a su marido y otros seis miembros de su familia. Ha participado en varios proyectos de Oxfam dirigidos a ayudar a los agricultores a pequeña escala a incrementar sus cosechas, construir cocinas energéticamente eficientes y facilitar su acceso a pequeños préstamos.
Como resultado, el año pasado Mary duplicó su producción de maíz. Ahora quiere compartir con otras mujeres de su comunidad lo que ha aprendido en la escuela de formación agrícola. Por ejemplo, ya han empezado a reunir dinero a través de un grupo de ahorro. Trabajando juntas, estas mujeres hacen frente a la escasez de alimentos durante las largas temporadas en las que el hambre sacude el norte de Ghana. (Foto: Adam Patterson/Oxfam)
Desigualdad de género en la agricultura: barreras que impiden a las agricultoras prosperar
En comparación con otros sectores, la agricultura puede ofrecer oportunidades diversas para empoderar a las mujeres. Sin embargo, existen barreras que lastran a las campesinas, impidiéndoles alimentar a sus familias o invertir en sus medios de vida. Las mujeres agricultoras no solo se enfrentan a las mismas barreras financieras que los agricultores, sino también a otras discriminaciones basadas en el género.
- No reciben el mismo apoyo que los campesinos y su acceso a tierras, préstamos o maquinaria es más limitado.
- Dedican gran parte de su tiempo a tareas domésticas como cuidar de niños y ancianos, cocinar o limpiar, tareas cuyo valor económico continúa pasando desapercibido.
- El cambio climático les afecta de manera desproporcionada pues, como consecuencia de las mismas barreras que les impiden aumentar su productividad, están más expuestas a los riesgos relacionados con el clima.
Nurlina pesca desde que tiene 12 años. Aprendió de su tío y comenzó a dedicarse a la pesca para mantener a su madre y a su hermano. Pero en el sur de Sulawesi (Indonesia), la pesca es cosa de hombres y, por ello, sufría prejuicios sexistas. También trataron de impedir que se le reconociera oficialmente como pescadora.
Pero Nurlina no se dio por vencida y ahora tiene los mismos derechos que el resto de pescadores, y continúa luchando porque todas las mujeres tengan los mismos derechos. "Le dije [al funcionario del Gobierno local] que puedo manejar la barca y pescar tan bien como cualquier hombre. Si no me crees, ven conmigo y te lo demostraré". (Foto: YKPM)
Brindar apoyo a las productoras agrícolas ayudaría a cientos de millones de personas
En comparación con cualquier otro sector, el crecimiento de la agricultura a pequeña escala es entre dos y cuatro veces más eficaz en la lucha contra el hambre y la pobreza y, en esta lucha, las mujeres juegan un papel crucial puesto que producen una enorme cantidad de alimentos para sus familias y las comunidades vecinas.
A pesar de ello, apenas se han tomado medidas para garantizar que cuenten con los recursos que necesitan para optimizar sus medios de vida, combatir la inseguridad alimentaria y desarrollar la resiliencia de sus comunidades ante el cambio climático.
Es crucial que los Gobiernos eliminen aquellas barreras que impiden el progreso de las mujeres campesinas y su acceso a insumos agrícolas clave. Deben proteger los derechos sobre la tierra de las mujeres y proporcionarles apoyo y recursos económicos vitales para desarrollar la agricultura y adaptarse a los efectos del cambio climático.
Tal apoyo no solo protegería sus derechos, sino que también incrementaría su productividad y permitiría aprovechar el potencial de cientos de millones de productoras agrícolas para reducir de manera eficaz el hambre y la pobreza.