Tenemos que desafiar el poder del 1% para conseguir un mundo justo y sostenible

Publicado: 24th Marzo 2015

El desequilibrio de poder y la creciente brecha entre los más ricos y el resto de las personas afecta a las normas y políticas que rigen la sociedad. Esto crea un círculo vicioso de influencia abusiva cada vez más grande y perjudicial. Como consecuencia de la concentración de la riqueza y el poder en manos de unos pocos, se están debilitando los esfuerzos mundiales para acabar con la pobreza y la marginación, promover los derechos de las mujeres, proteger el medio ambiente, defender los derechos humanos y promover el empleo justo y digno. Las decisiones se adaptan a los intereses de los más ricos y a costa de los del resto de la sociedad. Las crisis económica, ecológica y de los derechos humanos a las que nos enfrentamos se entrelazan y exacerban entre sí. La influencia del 1% más rico de la población mundial ha aumentado y lo sigue haciendo, pero tiene que disminuir.

Frente a tal desafío, tenemos que ir más allá de pequeños “retoques” y abordar de raíz las causas de la desigualdad. No contamos con soluciones tecnológicas (no hay una App para esta tarea). No podemos contar con el mercado (que, si no se pone bajo control, empeorará la desigualdad y el cambio climático) Y no podemos contar con las elites mundiales (si las dejamos solas, seguirán reforzando las estructuras y enfoques que nos han llevado a esta situación). Tal y como se manifiesta en la carta de Rustlers Valley dirigida a los líderes de la sociedad civil, sus organizaciones tienen que construirse desde la base. Tenemos que contribuir a dar poder al pueblo para que desafíe a quienes ostentan el poder.

Es crucial movilizar a la gente y fomentar una ciudadanía activa para cambiar el desequilibrio de poder que conduce a una mayor desigualdad y violación de derechos. Sin embargo, en todas las regiones del mundo, cuantas más personas se manifiestan por sus derechos, más se recorta el espacio cívico y político mediante acciones represivas que favorecen a los privilegiados. Por lo tanto, nos comprometemos a trabajar juntos a nivel local, nacional e internacional, codo con codo, para sostener y defender los derechos humanos universales y proteger el espacio de la sociedad civil.

Lograr una sociedad más igualitaria en la que se tenga en cuenta a todas las personas depende de que estas hagan que los más poderosos rindan cuentas.

Trabajaremos de forma conjunta para abordar de raíz las causas de la desigualdad. Presionaremos a los Gobiernos para que luchen contra la evasión fiscal, garanticen sistemas fiscales progresivos, proporcionen sanidad y educación pública de calidad y universales, protejan los contratos de los trabajadores y reduzcan la brecha entre ricos y pobres. Juntos lucharemos por que la cooperación internacional no entre en un descenso hacia el abismo.

Trabajaremos para construir una agenda feminista y que defienda los derechos humanos que frene la influencia del sector empresarial a la hora de definir las agendas nacionales de desarrollo. Lucharemos por salarios dignos, por una redistribución más igualitaria del trabajo sin remunerar que realizan las mujeres y abordaremos la violencia contra las mujeres causada por la represión estatal y el aumento del fundamentalismo.

Trabajaremos junto a otras organizaciones y entidades para lograr justicia climática. Despojaremos de poder a las empresas de combustibles fósiles que están socavando los esfuerzos para proteger a las personas y el planeta y acordes a las evidencias científicas. Pasaremos a la acción para que los principales responsables del cambio climático rindan cuentas y se hagan cargo de las pérdidas y respeten los derechos de las personas que más sufren sus impactos.

Como primeros pasos de este largo camino, trabajaremos de forma conjunta en el Foro Social Mundial en Túnez para centrar la atención sobre la reducción del espacio de la sociedad civil y cómo esto amenaza los esfuerzos para conseguir una sociedad más igualitaria; nos solidarizaremos con las personas a las que intentan acallar; desarrollaremos acciones comunes para nuestras prioridades comunes; y fomentaremos la unión nacional e internacional de nuestras organizaciones y aliados que comparten la agenda que aquí se establece.

Una sociedad más inclusiva y al servicio de los seres humanos es indispensable y se puede conseguir. Otro mundo es posible, pero sólo si trabajamos de forma conjunta. Trabajaremos juntos para ayudar a hacerlo realidad. Trabajaremos juntos para poner fin a la creciente concentración de riqueza y poder en manos de unos pocos, para crear políticas redistributivas que reviertan la desigualdad y para acabar con los intereses regresivos de las empresas y de la elite que se interponen en el camino. Más que un desafío técnico, garantizar una economía y una sociedad más justa y sostenible es un desafío a la voluntad política. Se está construyendo el movimiento para alcanzar la justicia social y las organizaciones de la sociedad civil se están uniendo para generar la presión necesaria para impulsar un cambio.

Firmado

Adriano Campolina, ActionAid
Lydia Alpízar Durán, Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID)
Dhananjayan Sriskandarajah, CIVICUS
Kumi Naidoo, de Greenpeace
Winnie Byanyima, Oxfam

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