Tanto la ciudadanía como los actores de la sociedad civil y sus aliados deberán formular una respuesta fuerte y unificada a nivel mundial para defender el espacio común del que disponemos para la participación, el debate y la acción.
Este documento es un análisis de una muestra de evaluaciones realizadas entre enero de 2013 y octubre de 2014. Aunque este informe trata de equilibrar fortalezas y debilidades, su mayor impulso es el aprendizaje, por lo que principalmente se centra en todo aquello que necesita mejorarse o requiere acción.
Este sistema debe cambiar, de forma que el liderazgo de la acción humanitaria emane del nivel local siempre que sea posible, la financiación para actores tanto estatales como no estatales en los países afectados sea adecuada, y haya una mayor colaboración entre actores locales e internacionales, enfocando en el fortalecimiento de la capacidad local.