Malaui: Cabras que cambian vidas

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Agnes Nangawiri, de 8 años, es huérfana desde que tenía 4, y su hermana mayor Annie, de 15 años, se encarga de cuidarla. Agnes nunca falta a la escuela y es la primera de su clase (de 70 niños).

“Para mis padres era muy importante que todos fuéramos a la escuela. Cuando ellos vivían, nunca faltábamos a la escuela. Mi hermano Edison quiere ser contable y Agnes es la primera de su clase (de entre 70 niños). Los dos tienen gran motivación, y no se perderían la escuela por nada, les gusta muchísimo. Este año vendí una cabra para pagar mis honorarios escolares: ya llevo pagados dos trimestres. También he podido comprar los uniformes para todos. Tendré que ver lo que hago para pagar los honorarios del próximo trimestre, quizás tenga que vender algo de maíz.” Annie Nangawiri, 15 años – cabeza de familia y hermana mayor de Agnes.

El programa de distribución de cabras financiado por Oxfam en Malawi comenzó en 2005. Desde entonces más de 3000 familias han recibido una cabra y sus vidas han empezado a mejorar. Es una iniciativa sencilla que pretende garantizar que las personas dispongan de los alimentos suficientes todo el año, sobre todo durante la temporada seca o de hambruna, cuando el maíz se ha acabado y la tierra está tan seca que nade crece sin que se riegue.

Una cabra es un activo de enorme valor para un hogar vulnerable. Se reproduce con facilidad, dando hasta 6 cabritos cada año. Estos cabritos pueden venderse para ayudar a las familias, o se pueden utilizar sus excrementos como abono y así mejorar las próximas cosechas. Se espera que al cabo de un año cada familia podrá hacer las dos cosas: vender las cabras para realizar mejoras en sus hogares o pagar las tasas escolares, y utilizar el abono para incrementar sus cosechas de maíz y hortalizas y así conseguir excedentes para la venta.

Mis dos hermanos pequeños están muy motivados y no se perderían la escuela por nada, les gusta muchísimo.
Annie Nangwirir
15 años, cabeza de familia