El cambio climático, el aumento del precio de las materias primas y la sobreexplotación de la tierra asfixian a las personas que padecen hambre

Publicado: 14th Octubre 2014

El aumento de los precios de los alimentos, el cambio climático y los drásticos cambios en el régimen de propiedad de la tierra están provocando cada vez más hambre y que muchas personas que sufren inseguridad alimentaria se sientan dejadas de lado completamente.

Esta percepción de Oxfam, adquirida a través de su trabajo  en más de 90 países de todo el mundo coincide con las tajantes conclusiones del informe Hidden Hunger in South Africa; The Faces of Hunger and Malnutrition in a Food-Secure Nation, encargado por Oxfam en Sudáfrica para valorar los actuales niveles de hambre en el país. 

En 1996, durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación se marcó el objetivo de reducir el hambre en el mundo a 420 millones de personas para 2015. Sin embargo, hoy en día aún estamos muy lejos de ese objetivo: 805 millones de personas pasan hambre en África, Asia y América Latina. 

Al igual que otros países “alimentariamente seguros”, Sudáfrica produce suficientes calorías para alimentar adecuadamente a cada uno de sus 54 millones de habitantes. Pero hasta uno de cada cuatro hogares sudafricanos carece de dinero suficiente para alimentarse adecuadamente cada mes. 

Los ciudadanos y ciudadanas sudafricanos en situación de pobreza entrevistados para el informe emplean el 50% de sus ingresos en alimentación, lo cual les deja muy poco que destinar para vivienda, educación o salud. 

Durante el último año, los precios de los alimentos básicos han aumentado y el coste de la electricidad se ha disparado, incrementándose en más de un 200% desde 2010 y obligando a la gente a escoger entre combustible o alimentos. Para salir adelante, la gente se salta comidas, come raciones más pequeñas o consume alimentos de peor calidad.

Una de cada nueve personas se va a la cama con hambre

“Por desgracia en un mundo que produce alimentos suficientes, una de cada nueve personas –o, lo que es lo mismo, 805 millones de personas– se van a la cama con hambre”, afirma Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam International. “El cambio climático está haciendo que los precios de los alimentos aumenten y que su disponibilidad disminuya. Las personas más afectadas son las mujeres y los agricultores en las comunidades pobres".

Globalmente, los fenómenos meteorológicos extremos y la inestabilidad de las temporadas de cultivo se están convirtiendo en la norma, lo que está causando estragos en la agricultura y arruinando las cosechas. Si no se controlase combate el cambio climático,  para el año 2050, 50 millones de personas más podrían padecer hambre.

La falta de inversiones adecuadas en agricultura en muchas sociedades agrarias ha dejado a millones de personas en todo el mundo en una situación cada vez más vulnerable ante posibles sequías, aumentos de precios, la deforestación y el acaparamiento de tierras. Como consecuencia de las profundas desigualdades en el acceso a la tierra y al agua, así como del tamaño cada vez más reducido de las parcelas, muchas personas no pueden cultivar alimentos suficientes para dar de comer a sus familias. 

Las mujeres agricultoras producen más de la mitad de todos los alimentos que se cultivan en el mundo. La agricultura es el medio de vida de aproximadamente 1.600 millones de mujeres. A menudo se les paga menos que a los hombres por realizar el mismo trabajo y carecen de un acceso igualitario a las tecnologías, las redes de comercialización y la protección de sus derechos laborales. Casi la mitad de la población rural del África subsahariana vive con menos de 1,25 dólares al día, y una de cada cuatro personas sufre malnutrición.

La pequeñas explotaciones se ven amenazadas

“Las causas del hambre son complejas, pero sus consecuencias son claras: arrebata la dignidad a las personas, perpetúa la desigualdad y destruye el potencial humano. Los agricultores están luchando por mantener sus medios de subsistencia. Las explotaciones familiares y los pequeños propietarios están amenazados y, si no los protegemos, el hambre se abrirá paso hasta alcanzar todas nuestras vidas. Necesitamos inversiones integrales en agricultura para lograr que las pequeñas explotaciones sean sostenibles”.

“Los Gobiernos de los países ricos y las grandes empresas tienen que hacer más para garantizar que todo el mundo tenga bastante que comer”, añade Byanyima.

Oxfam hace un llamamiento para que se aprueben o refuercen políticas y leyes agrarias que protejan los derechos de los agricultores y agricultoras. Los Gobiernos y los donantes deberían invertir en la formación de los agricultores en prácticas de agricultura ecológica, así como en la evaluación de los riesgos climáticos. Se deberían ampliar los programas estatales de protección social para las personas que sufren hambre. Por último, los Comités Nacionales del Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) deberían recibir más financiación para implementar programas que mejoren la situación de las explotaciones familiares y los pequeños agricultores.

 

 

Necesitamos inversiones integrales en agricultura para lograr que las pequeñas explotaciones sean sostenibles
Winnie Byanyima
Directora ejecutiva de Oxfam Internacional

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