La política de bioenergía de la UE, secuestrada por la industria de los biocombustibles
Existen sobradas pruebas de los daños que la actual política de bioenergía de la Unión Europea ha infligido a la población de los países en desarrollo, al clima y al propio desarrollo sostenible en Europa. Esta política corre el riesgo de ir en contra del Acuerdo de París sobre el cambio climático y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (Agenda 2030).
El presente informe sigue el rastro de destrucción que esta política ha dejado a su paso en tres continentes. Asimismo, analiza la extraordinaria capacidad para ejercer presión y la poderosa red de influencias de que disponen la industria europea de los biocombustibles y sus aliados, y les está permitiendo bloquear las reformas. Tan sólo el año pasado, los actores de la cadena de valor de los biocombustibles (desde los productores de materias primas a los de biocombustibles) emplearon más de 14 millones de euros y contrataron a aproximadamente 400 lobistas.
Y los productores de biocombustible destinaron a sus actividades de lobby sobre la UE lo mismo que la industria tabaquera. Los responsables de la toma de decisiones de la UE deben liberarse del control de los poderosos grupos empresariales y apostar por una energía verdaderamente sostenible y renovable que les permita cumplir con sus objetivos en materia de cambio climático y energía en 2030.