Las semillas del hambre

La lucha ya ha comenzado. Es hora de eliminar los mandatos de biocombustibles de la UE.

Los mandatos de biocombustibles de la UE, un subsidio para las grandes empresas que en 2020 podría costarle a cada ciudadano adulto unos 30 euros anuales, están privando a millones de personas de alimentos, tierras y agua. Los países con escasa protección de los derechos sobre la tierra son como imanes para las operaciones de transacción de sus tierras, que en su mayoría se destinan al cultivo para biocombustibles. Si la superficie utilizada en 2008 para producir biocombustibles destinados a la UE se hubiera dedicado al cultivo de trigo y maíz, las cosechas resultantes podrían haber alimentado a 127 millones de personas durante todo ese año.

Es absolutamente inaceptable que estemos utilizando comida para alimentar los depósitos de nuestros automóviles mientras que familias enteras pasan hambre. Los gobiernos de la UE tienen la posibilidad de transformar las vidas de millones de personas que pasan hambre. 

Recomendaciones

Los gobiernos de la UE deben eliminar los mandatos de biocombustibles en sus respectivos países. La Comisión Europea, el Parlamento Europeo y los gobiernos de la UE deben revisar la Directiva sobre Energías Renovables de 2009 con el fin de:

  • eliminar el objetivo vinculante que estipula que el 10 por ciento de la energía utilizada por el sector transporte en 2020 debe ser renovable;
  • contabilizar la totalidad de las emisiones de gases de efecto invernadero de los biocombustibles, a través de la inclusión de las emisiones provocadas por el cambio indirecto del uso de la tierra en el control de las emisiones, y
  • establecer criterios vinculantes de sostenibilidad social en la producción de biocombustibles, que incluyan la seguridad alimentaria, el acceso al agua y a la tierra, los derechos humanos y el principio de consentimiento libre, previo e informado para todas las comunidades afectadas por los acuerdos sobre tierras. 

La Estrategia de Energías Renovables de la UE posterior a 2020 debe tener en cuenta las consecuencias negativas de las actuales políticas de biocombustibles para la seguridad alimentaria y el acceso a la tierra en los países en desarrollo. Aunque es importante establecer objetivos generales ambiciosos sobre energías renovables a la hora de fomentar el uso de energía renovable sostenible, no deberían fijarse objetivos nuevos para el sector del transporte. Los gobiernos de la UE deben instar a los demás países del G20 a eliminar los mandatos y subsidios relacionados con los biocombustibles.