Oxfam advierte del peligro del "triángulo tóxico" que amenaza un futuro sostenible

Publicado: 16th Octubre 2014

Oxfam ha advertido hoy de la existencia de "triángulo tóxico" formado por inversores que buscan beneficio económico a corto plazo, Gobiernos pusilánimes y empresas productoras o distribuidoras de combustibles fósiles que amenaza con provocar un aumento de la temperatura del planeta y sumir, así, en el hambre a 400 millones de personas para el año 2060.

En su nuevo informe Alimentación, combustibles fósiles y fondos sucios, Oxfam evidencia como este "triángulo tóxico" favoreció el gasto de 674.000 millones de dólares en combustibles fósiles en 2012. A este ritmo, se estima que durante la próxima década se destinarán 6 billones de dólares a empresas de combustibles fósiles para el desarrollo de este sector industrial. La inversión en combustibles fósiles se produce mediante exenciones fiscales, incentivos gubernamentales y subsidios por un valor estimado de 1,9 billones de dólares anuales que se destinan directamente a la industria o a sufragar el coste social, sanitario o medioambiental de los daños provocados por estos combustibles. Los subsidios protegen elevados niveles de inversión a pesar del creciente riesgo comercial. 

Los grupos de presión que defienden el uso de combustibles fósiles ante los Gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea, y que destinan más de medio millón de dólares al día a proteger el presente status quo, alimentan este “triángulo tóxico”. En 2013, los beneficios totales de las cinco principales empresas petrolíferas que cotizan en bolsa (Exxon, Chevron, Shell, BP y ConocoPhillips) ascendieron a 93.000 millones de dólares

Nuestra dependencia de los combustibles fósiles no es inevitable, hay alternativas sostenibles

Los combustibles fósiles, responsables del 80% de las emisiones de CO2, son los principales causantes del cambio climático que supone una amenaza para la salud, los alimentos, las propiedades, el comercio y el crecimiento económico. Si no se reduce el consumo de combustibles fósiles, la temperatura del planeta ascenderá entre 4ºC y 6ºC para finales de este siglo. Si se produjera este calentamiento, para el año 2060 hasta 400 millones de las personas más pobres del planeta estarían en riesgo de ser víctimas de sequías y padecer hambre. 

La directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima, ha señalado: "La industria de los combustibles fósiles se beneficia de este 'triángulo tóxico' que ella misma ha generado y que nos condena a un mundo en proceso de calentamiento. Nuestra dependencia de combustibles fósiles no es inevitable, sino producto de las decisiones deliberadas de la industria, de Gobiernos pusilánimes y de inversores con poca visión de futuro. Se trata de lograr grandes beneficios para unos pocos y en detrimento del resto, especialmente de las personas más pobres del planeta que ya son víctimas del hambre que provoca el cambio climático". 

"Los inversores y los Gobiernos, comenzando por los países ricos –principales responsables de la actual crisis climática–, deben desviar sus inversiones hacia energías alternativas, limpias y renovables. Esto no solo daría lugar a beneficiosas oportunidades de inversión sostenibles sino, además, contribuiría a luchar contra la amenaza del cambio climático de forma urgente, tal y como la comunidad científica y la ciudadanía reclaman".

Objetivos de reducción de emisiones insuficientes

La empresas de combustibles fósiles y sus asociaciones comerciales destinan al menos 44 millones de euros al año a financiar grupos de presión en la Unión Europea y descubrirán si sus últimas "inversiones" han tenido éxito la próxima semana, cuando los jefes de Estado de la UE acuerden el paquete de medidas sobre el clima y la energía para 2030. La actual propuesta plantea objetivos de reducción de emisiones del 40%, en línea con las recomendaciones de BusinessEurope, uno de los grupos de presión empresariales más influyentes en la UE. Este objetivo es insuficiente, tal y como señalan los especialistas, que recomiendan una reducción de al menos el 55% si Europa pretende contribuir de forma justa a la lucha contra el cambio climático. Oxfam afirma que los líderes europeos deben resistir a las presiones de la industria de los combustibles fósiles y comprometerse a este objetivo mediante un paquete de medidas que incluya, además, un ahorro energético del 40% y fomente el uso de energías renovables y sostenibles hasta un 45 % del mix energético. 

Inventir en combustibles fósiles repercute negativamente en los beneficios

Para evitar que la temperatura del planeta no aumente por encima de los 2ºC (el límite acordado por todos los Estados miembros de Naciones Unidas), tan solo se puede consumir una quinta parte de las reservas de carbono en manos de las empresas cotizadas en bolsa. Oxfam advierte de que invertir en combustibles fósiles es un error puesto que estas empresas reducirán sus beneficios tanto si se aprueban nuevas regulaciones como si no. En cambio, si no se introducen medidas regulatorias gubernamentales, las economías se verán perjudicadas pues los Gobiernos deberán cubrir los costes del cambio climático que, además, damnificará a las empresas, que ya están padeciendo sus efectos. Por ejemplo, Unilever ha afirmado que cada año pierde 300 millones de euros (415 millones de dólares) debido a fenómenos meteorológicos extremos. Las normas regulatorias que limitasen el calentamiento a 2ºC bloquearía 300.000 millones de activos en forma de combustibles fósiles, haciendo estallar, así, la "burbuja del carbono", lo que supondría grandes pérdidas para ahorradores e inversores a largo plazo.

Por otro lado, las energías limpias y renovables son cada vez más competitivas gracias a los avances tecnológicos y a pesar de recibir cinco veces menos fondos a través de subvenciones. Se estima que la transición a energías limpias a nivel mundial para el año 2050 supondría un coste de 44 billones de dólares. Además, los posibles costes iniciales adicionales estarían más que cubiertos por los más de 115 billones de dólares que se ahorrarían en gastos operativos al no tener que pagar combustible. Los sectores eólico y solar podrían crear 2,1 y 6,3 millones de puestos de trabajo respectivamente en todo el mundo. Además, una mejor eficiencia energética contribuiría a reducir los precios y el consumo. Este cambio también favorecería la auto-suficiencia energética. 
 

Oxfam señala que los Gobiernos deben:

  • comprometerse a eliminar las emisiones generadas por los combustibles fósiles e impulsar las energías renovables para principios de la segunda mitad del presente siglo. Los países desarrollados deben liderar este proceso y proporcionar el apoyo necesario a los países en desarrollo. 
     
  • invertir en energías renovables y no en energías contaminantes, impulsar la eficiencia energética y garantizar el acceso a la energía de las personas más pobres. 
     
  • obligar a las empresas de combustibles fósiles a ser más transparentes en relación a sus actividades de lobby.
     
  • comprometerse a lograr un sistema financiero global "a prueba de cambio climático", revaluando el riesgo, mejorando la transparencia y proporcionando fondos para inversiones bajas en carbono. 

Además, Oxfam hace un llamamiento al sector privado para que:

  • las empresas de combustibles fósiles y aquellas con un elevado consumo energético planifiquen y diversifiquen sus modelos de negocio en pro de un futuro "bajo en carbono" y formen parte de la solución a este problema.
     
  • los inversores inviertan en un desarrollo "bajo en carbono" y no en combustibles fósiles, tengan en cuenta el riesgo que presenta el cambio climático y cuestionen el papel de las empresas con estrategias basadas en elevadas emisiones de carbono. 
     
  • las empresas cuyas operaciones estén amenazadas por el cambio climático (entre ellas las empresas de alimentación y bebidas) presionen a los Gobiernos para que emprendan medidas globales ambiciosas, y cuestionen el papel de aquellas empresas (entre ellas, las de combustibles fósiles y sus lobby) que se benefician del actual status quo.
Los inversores y los Gobiernos, comenzando por los países ricos, deben desviar sus inversiones hacia energías alternativas, limpias y renovables.
Winnie Byanyima
Directora ejecutiva de Oxfam Internacional

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