Hoy se presionará en Canadá durante la reunión de Ministros de Desarrollo del G8 para que mantengan sus promesas
Los donantes ricos deben descubrir nuevamente que la ayuda bilateral de alta calidad puede contribuir a fortalecer a los ciudadanos y las economías de los países pobres, algo clave para que el mundo emerja en mejor forma tras la crisis económica global.
En un nuevo informe exhaustivo que se publicará esta semana (el día 28), Oxfam arremete contra las críticas irresponsables y obcecadas sobre cualquier tipo de ayuda y desafía a los líderes del G8, que se reúnen en Canadá en junio, a dejar de titubear en cuanto frente a los pobres del mundo.
Solamente en lo concerniente a este año, los países ricos deben a los pobres 151 mil millones de dólares: la diferencia entre su promesa de hace 40 años de destinar el 0,07% del PIB en ayuda y lo que realmente habían puesto sobre la mesa en 2009.
“Para los países pobres, esos miles de millones son la moneda de cambio del sufrimiento humano”, sentencia Jasmine Burnley, autora del informe. “Son la expresión en dólares de que más pobres se enferman y mueren innecesariamente, se quedan sin educación y pierden la posibilidad de formar parte de una economía productiva”.
El informe de Oxfam analiza por qué la ayuda bien enfocada funciona, y como ejemplo, Mozambique, en donde la ayuda de calidad ha derivado en un aumento del 50% de la inversión en salud, con lo que se ha conseguido reducir la mortalidad infantil un 20% en 10 años. Oxfam argumenta que es necesario mejorar y reformar la ayuda, y que no debe estar guiada solo por intereses geopolíticos, ni despilfarrarse en caros servicios de consultoría o brindarla de formas ineficaces.
El informe rebate los argumentos de que los países pobres deberían rechazar la ayuda y depender más de la inversión extranjera, préstamos gubernamentales e impuestos. Estas acciones, si bien son importantes, no son suficientes para alcanzar las necesidades básicas e inmediatas de desarrollo de muchos países pobres.
“La ayuda es vital en el fortalecimiento de la capacidad de los países pobres para reducir la pobreza, movilizar los beneficios nacionales y promover una buena inversión pública y privada a largo plazo”, comenta Burnley.
El informe hace un seguimiento de la oleada de títulos de prensa sobre la “ayuda” en las últimas dos semanas:
- La OCDE reveló que más de la mitad de sus países miembros redujeron la inversión en ayuda en 2009.
- El Banco Mundial dijo que el África subsahariana todavía está rezagada en cuanto a objetivos de reducción de la pobreza.
- El FMI sentó las bases de un impuesto sobre los bancos que, según Oxfam, debería estar vinculado a la lucha contra la pobreza, y publicó información sugiriendo que los países pobres debían ajustar sus presupuestos para pagarse sus propios rescates frente a la crisis financiera.
- La UE indicó que estaba considerando normas para proteger la ayuda de los recortes presupuestarios.
- Los Ministros de Desarrollo del G8 se reúnen hoy día 26 para debatir sobre cuál será la posición del G8 frente a la pobreza y la ayuda en junio.
“Este tipo de historias indican que están surgiendo nuevos mensajes políticos que reafirman la importancia de la ayuda. Se habla de encontrar nuevas fuentes de ayuda y proteger las ya existentes”, según Burnley. “Oxfam está de acuerdo y hace un llamamiento para incrementar la ayuda, enfocándola mejor, hacerla más predecible y controlarla de una forma más responsable”.
33 millones de niños escolarizados
“No toda la ayuda funciona, y se podría mejorar, pero eso es un argumento para continuar avanzando, no para abandonarla”, afirma Burnley. “La ayuda no es la única respuesta ante la pobreza, pero cuando se brinda e se invierte apropiadamente puede salvar y mejorar las vidas de las personas. La ayuda ha contribuido a conseguir grandes éxitos, como el hecho de durante la pasada década 33 millones de niños se hayan escolarizado y que se haya multiplicado por 10 el número de tratamientos con antirretrovirales para el VIH/SIDA desde 2004”.
El informe indica que 2010 es un año histórico para el G8, que revisa los compromisos de ayuda que se hicieron en Gleneagles hace cinco años. “Esta revisión del G8 se produce en un momento en el que los países pobres están siendo masacrados por la crisis financiera”, añade Burnley. “Como consecuencia de la crisis económica, los países pobres ahora necesitan unos 32 mil millones de dólares adicionales para cubrir sus necesidades financieras. No podría haber peor momento para que los países pobres den la espalda a los pobres, ni mejor momento que este para que cumplan con sus promesas”.
Notas para editores
Descargar el resumen del informe (pdf, en español)
Descargar el informe completo (pdf, en inglés)
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