¿Lección aprendida?

Aprender de la crisis alimentaria de 2012 en el Sahel para mejorar la resiliencia de cara al futuro

En 2012, la región del Sahel de África Occidental y Central volvió a verse golpeada por una grave crisis alimentaria que afectó a más de 18 millones de personas. Los gobiernos de la región, los donantes y las organizaciones humanitarias estaban decididos a evitar los errores cometidos en la respuesta a crisis anteriores. Y, si bien consiguieron mejorarse muchos aspectos, todavía hubo deficiencias en algunos factores clave. 

Aunque los sistemas de alerta temprana aportaron información suficiente para una respuesta rápida, todavía hubo barreras políticas, financieras y técnicas y la ayuda de donantes y ONG internacionales no consiguió fortalecer la capacidad y el liderazgo nacionales de la respuesta. Volvió a faltar consenso sobre la posible gravedad de la crisis y la financiación general aportada por los donantes no fue suficientemente rápida. A pesar de la incorporación de algunas mejoras, millones de personas no tuvieron acceso a la ayuda que necesitaban.

En 2013, la principal prioridad es admitir que la crisis no ha terminado. En la región del Sahel, diez millones de personas siguen necesitando ayuda urgentemente para alimentar a sus familias y recuperar sus medios de vida. Sin embargo, a 5 de abril, las Naciones Unidas sólo han recibido el 25 por ciento de los fondos solicitados para 2013. Si la comunidad internacional no toma medidas urgentes para proporcionar ayuda de forma rápida, suficiente y constante, volverá a no estar con las personas que sufren la crisis. Esta es la prioridad más inmediata. Pero los gobiernos, donantes y organizaciones humanitarias también deben mejorar a la hora de prevenir y gestionar futuras crisis. El concepto de resiliencia ofrece un potencial para conseguirlo pero, para ello, es indispensable mirar más allá de las causas inmediatas de las crisis recurrentes.

Principales recomendaciones

Este informe recomienda medidas para abordar los principales desafíos estructurales que han mermado las acciones emprendidas en 2012 y en crisis anteriores:

  • Alcanzar un consenso sobre la vulnerabilidad ante la inseguridad alimentaria para que las ayudas se dirijan a las personas más pobres y se lancen respuestas con rapidez.
  • Derribar las barreras entre los actores humanitarios y de desarrollo para que los programas a largo plazo y de emergencia se apoyen mutuamente.
  • Invertir en el fortalecimiento de la capacidad de los actores nacionales y locales para que los gobiernos puedan proporcionar apoyo a gran escala a sus ciudadanos de forma constante.

Más información

Crisi alimentaria en Sahel

Informe: Un retraso peligroso: el precio de la respuesta tardía a las alertas tempranas durante la sequía de 2001 en el Cuerno de África. (enero 2012)

Galería de Fotos - Sahel: imágenes de una crisis anunciada (2011-2012)