¿Sabías que desde el inicio de la pandemia del COVID-19, los milmillonarios han hecho fortunas inimaginables y que baten récords? Hoy en día, agravada por la crisis en los precios de los alimentos y la energía, todas las dimensiones de la desigualdad -entre la riqueza, los ingresos, el género y la raza- están aumentando en todo el mundo. Cada año, la brecha entre los ricos y el resto de nosotros se amplía.
Esta desigualdad extrema no sólo impide acabar con la pobreza mundial. Las desigualdades matan. Nuestra economía debe dejar de recompensar excesivamente a los de arriba y empezar a trabajar para todas las personas.
No tiene por qué ser así. Podemos cambiar las reglas que rigen nuestro sistema.
Podemos desafiar la concentración extrema de la riqueza y el poder en manos de unos pocos. Podemos exigir el fin del patriarcado, la supremacía blanca y el neoliberalismo. Podemos cambiar las normas fiscales para que las personas más ricas paguen lo que les corresponde. Podemos exigir más gasto en salud y educación públicas y salarios justos para todas las personas. Podemos plantarnos frente a la destrucción de nuestro planeta.
Juntos, podemos luchar contra las desigualdades y erradicar la pobreza.
Frente a la explosión de las desigualdades, es urgente gravar la riqueza
La desigualdad ha alcanzado niveles sin precedentes. La riqueza de los milmillonarios se ha disparado durante la pandemia de la COVID-19, mientras que millones de personas se enfrentan a una crisis por el aumento del coste de la vida. Los Gobiernos deben aplicar medidas fiscales altamente progresivas e invertir el dinero recaudado en mecanismos de eficacia demostrada para reducir la desigualdad.
Acerca de la campaña
La desigualdad extrema nos perjudica a todos y a todas: socava el crecimiento económico y hace trizas las esperanzas y aspiraciones de miles de millones de personas atrapadas en la pobreza y sin posibilidades de salir de ella. Esta desigualdad brutal no es inevitable, sino el resultado de decisiones políticas y económicas deliberadas.