Un nuevo índice muestra cómo los Gobiernos de todo el mundo han alimentado una explosión de desigualdad durante la pandemia de COVID-19

Publicado: 11th Octubre 2022

La mitad de los países más pobres redujo su gasto en salud pese a la pandemia, mientras que el 95 % de los países congeló o incluso rebajó los impuestos a las empresas y personas más ricas.

Según revela una nueva investigación de Oxfam y Development Finance International (DFI), tanto los países ricos como pobres han alimentado una explosión de desigualdad económica desde la irrupción de la pandemia en 2020.

La inmensa mayoría de Gobiernos recortó su gasto en salud, educación y protección social, negándose al mismo tiempo a subir los impuestos sobre los beneficios extraordinarios y la acumulación de la riqueza.

El Índice de compromiso con la reducción de la desigualdad 2022 (Índice CRI) constituye el primer análisis detallado sobre las políticas y las medidas destinadas a acabar con las desigualdades que 161 países podrían haber aplicado durante los dos primeros años de la pandemia.

El índice muestra cómo la mitad de los países de renta baja y media-baja recortó su gasto en salud a pesar de haber experimentado la mayor crisis de salud pública del último siglo. La mitad de los países (77) recortó también su gasto en protección social, y el 70 % recortó su presupuesto destinado a la educación.

A pesar del aumento sin precedentes de la pobreza y de que las y los trabajadores se enfrentan a un alza del precio de los alimentos y la energía no vistos en décadas, dos tercios de los países no equipararon su salario mínimo al crecimiento económico. Pese a la enorme presión sobre sus finanzas públicas, 143 de 161 países congelaron los impuestos aplicables a su población más rica, y 11 países incluso llegaron a rebajarlos.

Francia ha caído cinco puestos en el índice tras haber reducido los tipos de su impuesto sobre la renta empresarial y eliminado su impuesto sobre la riqueza en 2019. Jordania ha reducido en una quinta parte su gasto en salud a pesar de la pandemia. Nigeria no ha actualizado su salario mínimo desde antes de la pandemia, y Estados Unidos no ha subido su salario mínimo federal desde 2009.

"Nuestro índice muestra que la mayoría de los Gobiernos ha fracasado a la hora de tomar las medidas necesarias para contrarrestar la explosión de desigualdades generada por la pandemia de COVID-19. Han suprimido servicios públicos cuando más se necesitaban y, en cambio, han permitido que los milmillonarios y las grandes empresas se embolsen beneficios récord. Afortunadamente, hay ejemplos de Gobiernos decididos, desde el Caribe hasta Asia, que no han seguido esta tendencia y han tomado firmes medidas para controlar las desigualdades", afirma Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.

Países de renta baja y media han tomado importantes medidas para reducir las desigualdades:

  • Costa Rica ha aumentado el tipo superior del impuesto sobre la renta en un 10 puntos porcentuales, y Nueva Zelanda en un 8 puntos porcentuales.
  • El Territorio Palestino Ocupado ha aumentado su gasto social, que ha pasado del 37 % al 47 % de sus presupuestos generales.
  • Barbados ha introducido un conjunto exhaustivo de leyes para mejorar los derechos laborales de las mujeres, y Maldivas ha comenzado a aplicar por primera vez un salario mínimo en todo el país.

Mientras los ministros y ministras de Finanzas se acuden a Washington con motivo de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, los países en desarrollo se enfrentan a una economía global que les está dificultando aún más la capacidad de cubrir las necesidades de su población. Los países ricos, si bien han movilizado billones para sus propias economías, han fracasado a la hora de incrementar la ayuda durante la pandemia. La insistencia del FMI en que se adopten nuevas medidas de austeridad para reducir la deuda y los déficits presupuestarios está exacerbando la pobreza y la desigualdad en los países pobres. 

"El debate ha dado un giro catastrófico: ha pasado de cómo abordar las repercusiones económicas de la pandemia de COVID-19 a cómo reducir la deuda mediante recortes brutales del gasto público y congelaciones salariales. Guiado por el FMI, el mundo se dirige a ciegas hacia la adopción de medidas que incrementarán aún más las desigualdades. Tenemos que despertar y aprender de los errores pasados. Es perfectamente posible y de sentido común evitar el aumento de las desigualdades. La desigualdad es una elección política; los Gobiernos deben dejar de anteponer a los más ricos al resto de la población", afirma Matthew Martin, director de DFI.

El análisis de Oxfam y DFI muestra cómo tres cuartas partes de los países a nivel mundial prevén nuevos recortes en sus presupuestos de cara a los próximos cinco años por un valor de 7,8 billones de dólares, según datos del FMI.

En 2021, los países de renta baja destinaron el 27,5 % de sus presupuestos al pago de la deuda, una cantidad que representa dos veces su gasto en educación, cuatro veces su gasto en salud y cerca de 12 veces su gasto en protección social.

"Por cada dólar que destinan al gasto en salud, los países en desarrollo pagan cuatro dólares a acreedores millonarios en concepto de reembolso de la deuda. Es esencial que se apliquen impuestos más elevados a los más ricos y que se alivie fuertemente la deuda para permitir que estos países puedan reducir drásticamente las desigualdades", afirma Martin.

A pesar de los precedentes históricos, prácticamente ningún país decidió aumentar la imposición fiscal a las personas más ricas ni aplicar impuestos a los beneficios extraordinarios durante la crisis de COVID-19. Tras la epidemia de gripe de 1918, la depresión económica de 1930, y la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países ricos subió los impuestos a los más ricos e introdujo impuestos a los beneficios extraordinarios de las empresas, utilizando el dinero recaudado para invertir en sistemas de educación, salud y protección social. La imposición fiscal a los más ricos y a los beneficios extraordinarios puede servir para recaudar billones de dólares.

"Los líderes de los Gobiernos reunidos en Washington deben tomar una decisión: construir economías basadas en la igualdad, donde todo el mundo pague lo que le corresponda justamente, o seguir ampliando la brecha que existe entre los más ricos y el resto de la población, causando un enorme e innecesario sufrimiento", afirma Bucher.
 

Notas para editores

  • El Índice de compromiso con la reducción de la desigualdad (Índice CRI) 2022 constituye el primer análisis detallado de las políticas y las medidas adoptadas por los Gobiernos para abordar la desigualdad durante los dos primeros años de la pandemia. Analiza las políticas y las medidas de gasto, fiscalidad y empleo de 161 Gobiernos entre 2020 y 2022.  Sus conclusiones son una clara lección para los Gobiernos, que se enfrentan actualmente a una enorme inflación y crisis del coste de la vida.
  • Los coautores del informe, Matthew Martin (director de DFI), y Max Lawson (Oxfam) están disponibles para entrevistas.
  • Decenas de organizaciones de la sociedad civil han lanzado una campaña para acabar con la austeridad (#EndAusterity), advirtiendo del impacto de las medidas de austeridad adoptadas tras la pandemia. Nabil Abdo, asesor sénior de políticas de Oxfam, está disponible para entrevistas.
  • Oxfam publicó su informe Accountable Accounting el 3 de octubre, con motivo de las reuniones anuales del Banco Mundial, en el que destaca la imprecisión de los cálculos realizados por el Banco Mundial en materia de financiación climática. Es posible que los países pobres no estén recibiendo la financiación climática de la que dependen para sobrevivir. Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam, está disponible para entrevistas.

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