Oxfam, Redes y Ecoviva destacan los impactos de invertir en capacidades para producción de semillas de maíz y frijol

Published: 27th May 2015

Promover y fortalecer la capacidad técnica, productiva y empresarial de los pequeños(as) agricultores(as) en El Salvador para que puedan competir y acceder al mercado de compras públicas de semillas de maíz y frijol es una decisión política que contribuye a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, reveló la Investigación: “Cultivando Semillas para la Seguridad Alimentaria en El Salvador: un análisis del impacto del Programa de Compras Gubernamentales de Semilla de Maíz y Frijol”. 

Según Oxfam, la Fundación Redes y Ecoviva, esta investigación pretende contribuir al debate sobre las compras públicas de semillas certificadas de maíz y frijol, realizadas por el Gobierno de El Salvador, a través de los decretos transitorios 198 (2013) y 603 (2014), los cuales fueron objeto de fuertes señalamientos por parte del Departamento de Comercio de Estados Unidos y algunos sectores empresariales, debido a que en su opinión, estos contravenían lo dispuesto en el capítulo 9 del CAFTA, en lo relativo a compras públicas, considerando el mecanismo poco transparente y que favorecía a productores nacionales sobre los internacionales. Los resultados del estudio señalan que el proceso cumplió con los requisitos de transparencia y que los referidos decretos contribuyeron a abrir el mercado a más productores, dando como resultado la compra de una semilla de mejor calidad y precio.

El estudio señala que el impacto del acompañamiento técnico y empresarial brindado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) a partir del 2011, en el marco de la implementación del Plan de Agricultura Familiar (PAF), marcó un giro en la política agrícola del país al reconocer el papel preponderante de la agricultura familiar como una política dinamizadora de la economía local, para la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de la seguridad y soberanía alimentaria. 

Con la implementación de los decretos transitorios 198 y 603, en el marco del PAF, se logró crear las condiciones para que los pequeños productores y cooperativas compitieran en el mecanismo de licitación de compras públicas de semillas de maíz y frijol, ya que habían estado excluidos de este proceso, anteriormente concentrado en un grupo reducido de importadores (11), entre ellos Cristiani Burkard, Lafise y Proselas, que controlaban más del 80% del mercado. 

Para el 2013, el número de proveedores de semillas se amplió a 16; el 91% de la semilla de maíz se compró a productores nacionales ($9.444.513,2) y, únicamente el 9% se obtuvo de la compra a importadores ($1.091.603.099). De este último porcentaje, al importador que más se le compró fue a Duwest El Salvador S.A de C.V (38%): seguido del Surco (26%) y de Monsanto S.A de S.V (13%). En 2014, el 100% de las compras de semilla de maíz se realizaron a proveedores nacionales, incluyendo empresas y cooperativas.

La investigación señala que la asistencia técnica y empresarial a los pequeños agricultores(as) para la producción de semilla certificada de maíz y frijol permitió incrementar la producción de semilla certificada de maíz pasando de 34.693 quintales en la cosecha 2009-2010 a 92.194 quintales para el período 2013-2014, lo que indica que se triplicó la capacidad de producción en cinco años. 

El incremento en la capacidad de producción de semilla de maíz es otra medida que ha permitido al país reducir el volumen de importaciones de semilla certificada hasta en un 78% desde el 2011. Además, incrementar el volumen de producción de maíz y frijol a niveles record en la cosecha 2013-2014, favorece la creación de una reserva de alimentos producidos localmente. La producción de maíz blanco pasó de 14 millones de quintales en 2004-2005 a 20,4 millones de quintales en 2012-2013. De manera similar sucedió con la producción de frijol que aumentó de 1,9 a 2,4 millones de quintales en ese mismo período. 

Otro de los impactos que apunta el estudio es el aumento del empleo y de la dinamización de la economía rural. Se generaron 81 mil nuevos empleos en la agricultura en la cosecha 2013-2014, favoreciendo a las mujeres agricultoras, quienes ocupan un alto porcentaje en estos nuevos empleos, alrededor del 60%. 

Para profundizar los impactos derivados del PAF y potenciar los resultados positivos en términos de política pública, el estudio recomienda una mayor inversión en innovación y tecnología, a fin de ampliar la producción de variedades de semillas certificadas de maíz H59 y variedades criollas como Pasaquina y Santa Rosa que son mas adaptables al clima tropical, y por tanto, más resilientes al cambio climático. Además, se sugiere mejorar las capacidades de procesamiento y manejo post cosecha a nivel nacional con participación de productores y cooperativas y el fortalecimiento de sus capacidades organizativas.

Por otra parte se recomienda una mayor participación de las mujeres en la producción, procesamiento y comercialización de semilla de maíz y frijol; mejorar el acceso a condiciones de financiamiento que favorezcan la competitividad del sector y la gestión del riesgo (seguros agrícolas) ante eventos climáticos recurrentes (sequías e inundaciones). Además de avanzar hacia modelos agroecológicos para reducir la dependencia a la importación de fertilizantes químicos y fomentar gradualmente la producción y comercialización de semillas criollas más adaptables, garantizado reservas estratégicas de alimentos. 

Para las y los productores de cooperativas que son proveedoras del Programa, otro impacto positivo que destacan es el aprendizaje y los conocimientos técnicos adquiridos en la producción de la semilla certificada de maíz y frijol y el manejo post cosecha, así como la gestión empresarial y de comercialización que involucra todo el proceso. "Esto ha permitido mejorar la gestión empresarial de las cooperativas y llevar beneficios sociales a las comunidades locales", sostuvieron representantes de la Asociación Mangle.

De acuerdo al informe, más del 80% de los productores/as y productoras en El Salvador son de subsistencia, es decir, que poseen áreas que no exceden las 3 manzanas. Sin embargo, contribuyen en más de 70% a la producción nacional de alimentos. La producción de granos básicos es la que más contribuye al PIB agrícola, a pesar de que únicamente se dispone del 29% del total de tierra agrícola. 

 

Notes to editors

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Tania Moreno, Oficial de Comunicación de Oxfam, tmoreno@OxfamAmerica.org

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Sabrina Umaña, Fundación REDES,  sabrinau@redes.org.sv